ENTRE ESTO Y AQUELLO
viernes, 9 de febrero de 2024
Carnavales de pobre, en revolución.
viernes, 16 de julio de 2021
EL MALETEADO.
jueves, 14 de enero de 2021
EL REPUBLICANO LIBERAL II: LUIS A. RAPOZO, HACER OPOSICIÓN EN EL PARLAMENTO V... oposición en el parlamento venezolano.
sábado, 22 de agosto de 2020
La muerte de Saldaña.
LUIS ALFREDO RAPOZO
Cuando me dijeron que habían visto a mi compadre José Saldaña en Chacao, caminando doblado del dolor, no me pareció extraño porque desde que le conozco cuando no se daba un golpe montado en una tarima armando el escenario de una obra de teatro, se caía de un andamio, o se daba un martillazo en una mano. Esa era su vida. Si bien, el hombre era un artista natural con sus manos, también era cierto que arriesgaba mucho en su trabajo, y muchas veces terminaba lesionado. Así , que me lo tomé con soda. Luego, mi amigo Chuíto Salazar me dijo que el compadre estaba vendiendo sus herramientas-lo más preciado que tenía por encima de su mujer, que era con lo qque se ganaba la vida. Allí se me prendió la luz de alarma. Lo digo, porque asi estuviera pasando hambre, este hombre no vendería un taladro, una sierra, un percutor, un martillo. De esa manera, traté de localizar a mis dos ahijados-los hijos de Saldaña, para que me pusieran al tanto de la situación.
I
Entonces, contacté a mi ahijada-la mayor, que es una hermosa mujer; alta, de cabello negrísimo, con sus largas pestañas y su cara e pinta árabe, que no puede renegar de sus antecesores. Me informé que efectivamente, Saldaña sse sentía enfermo desde que comenzó el año 2020. Desdee Enero, sus dolores en el abdomen aparecieron, lo cual ameritó una visita urgente a Salud Chacao, la atención minicipal de su comunidad para que le aatendieran con urgencia. Muy poco pudiero hacer allí por el hombre, sin embargo descubrieron que su dolencia venía del pancreas y que debía darle continuidad a una serie de exámenes de la boratorio en una clínica que estuviera bien dotada y disponible para continuar con la pesqquiza.
II
De esa manera, fue a parar, a una de las mejores clínicas de Caracas, ubicada en Macaracuay, donde disfrutar de su recepción se cobra en dólares. En su laboratorio de determinó claramente, que el compadre Saldaña sufría de un tumor canceerígeno en el pacreas, con malas intenciones. Durante ese tiempo , que coincidió con el comienzo de la pandemia mundial, sus hijos estuvieron pendientes del compadre Saldaña y dejaron sus pingues ahorros dde unos pocos miles de dólaress, entre médicos especialistas, exámenes, medicamentos, alimentos, etcétera.
III
Finalizando el med de julio, se acabó el dinero de las emergencias, y los médicos lñlegarfon a la conclusión que no había oportgunidaad de recuperar la dssalud del compadre. Entonces, le pusieron el sello a su expediente médico de DESAUCIADO.
IV
En los últimos días, la historia del compadre, parece ssacada de una película méxicana de ls años cincuenta, donde Pedro Infante se luce descubriendo la pobreza en que vive y un cuadro faamiliar marcado por el hambre y l.a muerte de sus hijos por falt de atención médica. El estado , no garantiza suficientemente la salud de cualquier ciudadano. Una enfermeddad crónica, que en países del primer mundo ess atendida en sus servicios de salud, aquí no hay manera que el enfermo tenga una atención digna. Sin embargo, el compadre Saldaña ha asistido al Hospital Domingo Luciani donde le llevan un tratamiento y le conducen a punta de calmantes en sus horas de despedida.
V
Saldaña con sus dos hijos están llevando estas tristes horas, con mucha resignación. Impresiona. Entonces, ha dejado indicaciones sobre su modesto patrimonio, incluyendo su vehículo, los bienes que dejará a su esposa y sus valiosas herramientas que permitirán lo que decidan sus hijos…si lo creman o le sepultan, “…lo que menos salida de dólares genere”, -dijo Saldaña-.
miércoles, 15 de julio de 2020
No es fácil responder preguntas tan interesantes a un grupo de jóvenes con muchos vacío de conocimiento, en medio de la angustia y la incertidumbre que viven.
-Ustedes son víctimas de nuestros errores-dijo el abuelo-, esa es la verdad. Entonces, el abuelo tomó su taza de café y le dio rienda suelta a su pensamiento, ante la mirada de los muchachos, quienes no cerraban los ojos, no pestañeaban, para no perderse una sola palabra.
…y sus seguidores, fanáticos, se reían a rabiar sobre la calzada de la avenida, llena de colorido, vehículos del gobierno, kioscos de bebidas refrescantes, autobuses que cargaban gente bonificada de todas partes del país y muchísimos hombres felices embriagados por el ron nacional. Semejante idea tan totalitaria y sectarista, perdía los límites de la tolerancia, entre guasa y guasa.